
El de la vista gorda
Hace poco empecé con esta afición y consumo muchos blogs y canales de YouTube sobre juegos de mesa, se podría decir que todo el tiempo estoy en función de la afición, aprendiendo, escuchando viendo reseñas, poniéndome al día con novedades, juegos clásicos y demás. Sin embargo, nunca entendía cuando decían que este o aquel juego dependían mucho del grupo con el que jugaras.
Hace un tiempo probé que esa frase que todos repiten es muy válida, en mi caso lo primero que me paso fue una profunda decepción, y luego entendí que no todos vivimos los juegos con la misma intensidad ni jugamos por los mismos propósitos.
Les contaré el evento en cuestión, les contaré como ese día fue tuve que hacerme el de la vista gorda, o como decimos en Antioquia, me hice el loco. Uno de los compañer@s de juego hizo lo impensado, hizo trampa y me di cuenta. Más de una vez ha pasado que por un error involuntario o una regla mal entendida u obviada, inconscientemente se favorezca a uno u otro jugador, pero no me había pasado que alguien hiciera transacciones fraudulentas con el dinero del juego, eso era nuevo y decepcionante para un novato de los juegos.
La primera vez pensé: “¿será que me estoy inventando la cosa o que vi mal?” pues decidí darle el beneficio de la duda. Al siguiente juego estuve muchísimo más pendiente de su flujo de caja y cantidad de monedas que del mismo juego y para lástima de todos lo volvió a hacer, está vez mi vista estaba afilada como la del halcón, me derrumbé en otra nueva decepción y nuevamente preferí callar. Al finalizar la partida, que nuestro compañer@ de malas prácticas ganó, otro de los miembros de la crew me dijo: “¿viste lo que yo vi? ¿Cierto que alguien hizo trampas?”. Nos quedamos compartiendo opiniones y decidimos en la próxima jugada estar más pendientes de sus acciones y movimientos y tejimos un plan.
Esta vez estaríamos preparados, establecimos la trama, nuestra estrategia fue tejida. Iniciamos el juego y está vez dejamos el manejo de los recursos solo al alcance del perpetrador@, es decir, que tenía todas las facilidades para hacer de las suyas de manera fácil. Nosotros llevábamos la contabilidad de las entradas y salidas de caja que esta persona tenía durante el juego. Escogimos un juego que no tuviera muchas fichas de moneda y que obligara a hacer cambios para que no nos quedáramos sin material para jugar, ahhhh porque habíamos llegado a la conclusión que sus enriquecimientos ilícitos se daban en el momento de los cambios de divisa.
En esa partida el delito fue descarado, más de 6 veces hizo cambios de monedas lo que permitió que incrementará en un tercio sus recursos, pero esta vez fue más lejos, cuando tenía que pagar por un recurso entregaba una moneda menos, aprovechándose de su manejo y cercanía de los recursos. La trama había dado frutos, quedaba retratado lo que estaba haciendo, pero nuevamente decidimos callar y hacernos los de las gafas, el crimen quedó impune, la trampa fue hecha, pero ¿al final quien perdió?
Después de ese día decepcionante entendí que los juegos y la experiencia si dependen de los grupos de juegos, poder confiar en que las personas juegan por divertirse, por pasar un rato contigo y no por el simple hecho de ganar.
Evito hacer referencia directa de la persona porque es de l@s buen@s, así que amigo lector evite preguntarme quién es o quién fue porque no contestaré. Si alguien se siente aludido y se está preguntando ¿Cuál fue el juego en el que me descubrieron? pues solo quiero decirte que te apreciamos más de lo que crees y seguimos jugando contigo, si algún día sientes carcajadas inexplicables en tu mesa de juego, preguntas ¿Qué paso? Y la respuesta no es coherente es que nos dimos cuenta, hicimos de nuevo la vista gorda y ahora solo nos reímos de tus ganas de ganar.